lunes, 7 de enero de 2013

Rafa Nadal y el túnel más seguro de Europa


            Esta mañana, Twitter ha empezado a arder en comentarios de crítica hacia el Telediario de anoche en TVE. Resulta que, cuando la presentadora estaba hablando del fallo del Premio Nadal, como imagen de fondo apareció una foto del tenista Rafa Nadal.

            El prestigio de la cadena ha caído en picado tras los ceses y nombra-mientos llevados a cabo en los últimos meses, que muchas personas, entre las que me incluyo, calificamos como cambios políticos del PP, sin que eso quite que el PSOE haya hecho lo mismo en alguna otra ocasión. Por esa duda razonable sobre la imparcialidad de TVE, mucha gente ha atacado el error cometido con la foto de los premios literarios.

            Me puedo poner en la piel de los compañeros de la cadena pública. Van mal de tiempo, o cargados de trabajo, y alguien llama al departamento de Documentación y les dice: Necesito una foto del Nadal para poner detrás del presentador. Obviamente, el noventa por ciento de las veces que alguien llama y menciona la palabra Nadal es porque el de Manacor ha obtenido un premio (incluso pueden haber llamado pidiendo una foto del Premio Nadal, y en Documentación entender una foto del Premio a Nadal). Y obran en consecuencia volcando dentro del informativo la foto de marras.

            Ojo: es evidente que los de Documentación no son los culpables del desaguisado, porque tiene que haber alguien que supervise lo que se va a emitir. Cuando cualquier periodista confeccionaba una noticia para 7RM, teníamos por encima a dos o tres personas que supervisaban el resultado, para evitar problemas.

           Por ejemplo: una tarde podían pedirme una retro foto -que es como en la cadena se llamaban a esas fotos grandes de fondo- sobre la visita del consejero Fulano, o de un alcalde, a tal instalación. Y yo no ser un profesional sino alguien con ganas de liarla, por ejemplo por ser mi último día de trabajo en la empresa.

            Imaginemos que en vez de una foto estándard del consejero de turno recorriendo las instalaciones, yo hubiera optado por poner la foto de un burro, de un cerdo, de Hitler, o cualquier barbaridad. Yo habría mandado la imagen, con un nombre falso RETRO FOTO CONSEJERO EN LORCA, al departamento de Realización, para que un compañero evaluase la calidad del producto: es decir, que la imagen elegida por mí no está borrosa, ni de color azul, y que el sonido -en el caso de noticias con locución- es correcto (ni demasiado bajo, ni picado, ni con ruidos raros de fondo). En Realización se habrían dado cuenta de que la foto de Hitler no corresponde con la del consejero en Lorca, y me habrían llamado a mí, o quizás al editor, que habría pasado la llamada al director de Recursos Humanos...

            Yo quizás habría podido engañar al realizador, simplemente cambiándole el nombre a la foto: RETRO FOTO LORCA. El realizador no tiene por qué fijarse en el contenido, si la forma (color, encuadre, sonido en su caso) están bien. Podría pensar que alguna sala de exposiciones de Lorca estaba acogiendo una exposición sobre el nazismo. De manera que habría visto mi foto de Hitler y le habría dado el OK.

            Pero aún falta un último control: por encima de los periodistas están los editores, que son los responsables de los informativos. El editor tiene la misión, entre otras muchas cosas, de ver que todo encaja. Que cuando el presentador hable de la inauguración de un colegio en Lorca no saldrán imágenes de un accidente de tráfico en Yecla, ni una foto de las playas de Mazarrón. El editor le pega una vista rápida a las noticias -sabiendo que la calidad es aceptable, porque para eso el realizador le ha dado antes el visto bueno- y ve que las imágenes y los textos son aptas para emitir.

            Si alguien me pregunta si ahí hay posibilidad de censura, si el editor puede meterse en mi texto, les diré que a mí, tras estar cinco años y medio en 7RM, lanzando una media de diez noticias al día en los diversos informativos, no me cambiaron jamás ni una coma por motivos políticos.

            En cualquier caso, hay ocasiones en que la premura de tiempo obliga al editor a centrarse en las noticias más destacadas, sin poder visualizar las piezas más pequeñas -como, por ejemplo, las fotos del fondo-. De manera que yo podría haber engañado al realizador haciéndole creer que la foto de Hitler era adecuada; podría haber sorteado el control del editor mandando la foto un minuto antes de que se fuera a emitir. Pero, desde luego, tan pronto el retrato del genocida hubiera salido en pantalla mientras el presentador hablaba de un consejero, el editor habría dado la orden inmediata: Cargaos la retro foto, para hacer desaparecer ese despropósito en cuestión de segundos. Al menos, así funcionábamos en 7RM.

            Os voy a contar una anécdota que se produjo en La 7 hace un par de años, cuyo responsable principal fui yo mismo. El informativo del mediodía empezaba en aquella época a las dos y media; una sana costumbre que luego se cambió, y que para muchos de nosotros supuso un mundo habida cuenta de que había bastantes ruedas de prensa que se desarrollaban a la una del mediodía. Parece que no, pero en Periodismo media hora de más o de menos puede suponer un mundo.

            Mi operador de cámara, Óscar Peña, y yo éramos todo el personal de la Delegación de Lorca, que abarcaba un territorio más extenso que el País Vasco. Al inmenso término municipal de Lorca había que sumarle Águilas, Totana, Mazarrón y Puerto Lumbreras... y en ocasiones Alhama, Aledo, Sierra Espuña, e incluso Cehegín y Pulpí.

            En esta ocasión, la noticia había saltado en la autopista de peaje AP-7, entre Vera y Cartagena. No recuerdo qué institución europea acababa de sacar un informe que revelaba que el túnel más seguro de toda Europa era el de la Loma de Bas, a mitad de camino entre Águilas y Mazarrón, y a por tanto a una hora aproximada de nuestras instalaciones en el polígono Saprelorca, casi en Puerto Lumbreras.

            Óscar y yo miramos el reloj. Las doce. Una hora para llegar, tres o cuatro minutos para grabarlo todo, y otra para volver. Teníamos tiempo para hacer la cobertura. Cogimos la furgoneta y fuimos a la autopista. Llegamos al túnel. Aparcamos en el arcén, empezamos a grabar. Al acercarnos al túnel escuchamos una voz proveniente de un poste con una cámara y un altavoz: Por favor, diríjanse cuanto antes a las oficinas de la autopista. La AP-7 es una concesión privada -que cuando llega el momento rescatamos entre todos, porque así funciona esto-, y por tanto no se puede grabar sin autorización. Pero, en fin; como era una noticia positiva dimos por concedido el permiso; seguro que les iba a encantar. No había tiempo para otra cosa.

            Hicimos caso omiso de la voz de ultratumba y grabamos un in situ: una intervención del periodista mirando a la cámara. Lo que en otros sitios se denomina speech. Como hacíamos siempre, grabamos un par de tomas para ahorrarnos problemas. Después yo me puse al volante, entramos en el túnel a la mínima velocidad posible, el cámara bajó la ventanilla y grabamos unos planos subjetivos de aquel túnel que, por lo visto, era el no va más en seguridad. Y que, por cierto, si habéis pasado por él últimamente habréis visto cómo está ya el firme, más ondulado que el pelo de las Meninas...


            Salimos de la autopista, volvimos a entrar. Íbamos con cierto recelo por si alguien nos detenía al llegar a los peajes y nos obligaba a darles explicaciones -algo a lo que sin duda tenían derecho-; al salir de la AP-7 me entró una duda.

            - Óscar -murmuré-, que creo que he dicho mal el in situ.

            - ¿Qué dices?

            - El túnel de la Loma de Bas está entre Águilas y Mazarrón... y yo creo que he dicho entre Mazarrón y Cartagena.

            Miramos el reloj. De haber sido más tarde, no habría habido problema: habríamos sacrificado el in situ sin dudarlo. Más vale una noticia incompleta a tiempo -siempre que no se quede en el tintero nada esencial-, que una virguería que llegue medio minuto tarde. El problema era que, honestamente, teníamos tiempo de regresar al túnel y repetir el in situ para cumplir con lo que nos había pedido el editor. Así que paramos y escuchamos las tres tomas que habíamos hecho. Efectivamente, en las tres salía yo ubicando el túnel más seguro de Europa treinta kilómetros más arriba de donde estaba en la realidad. De manera que dimos media vuelta, volvimos al túnel, echamos una carrera tratando de que los del poste no se dieran cuenta de nuestra presencia, y vuelta a empezar.

            Una de las infinitas aplicaciones de la Ley de Murphy en Periodismo es que la ubicación de tu noticia dentro de un telediario es directamente proporcional a lo mal que vayas de tiempo. Si llegas una hora antes, tu noticia no se emitirá hasta las tres y media de la tarde. Pero si llegas con los minutos raspados, te la encontrarás en la cabecera del informativo. Efectivamente, cuando encendí el ordenador me encontré con que nuestro túnel no sólo iba arriba del todo, sino que era la pieza que abría el informativo; y no sólo había una noticia, sino dos, porque también me habían puesto un sumario, unas imágenes de unos quince segundos comentadas por el presentador.

            Al trote, al trote. Redacté el sumario, le puse un rótulo -EL TÚNEL MÁS SEGURO-, monté el sumario; dejé a Óscar mandando la pieza a Murcia, tranquilicé al editor, tranquilicé a mi coordinadora, tranquilicé a media redacción -las llamadas de teléfono se multiplican a medida que se acerca la hora del informativo, y no suelen ayudar a relajarte-. Me puse con la noticia de verdad, la de un minuto de duración: redactar la entradilla que leerá el presentador, redactar el texto, ponerle voz, montar las imágenes, escribir los rótulos...

            Mientras la noticia viajaba desde Lorca hasta Murcia por la fibra óptica comenzó el informativo. Sintonía de 7 Región de Murcia, saludo cordial de David Jiménez e Iván Gómez... y la voz educada, sonriente, de David:

            - El túnel más seguro de Europa está en nuestra Región.

            Óscar y yo nos miramos, satisfechos. Pero pronto llega la duda. En vez de las imágenes de la Loma de Bas aparece una animación en tres dimensiones.

            - Ése no es mi sumario -murmuro.

            Nos quedamos callados, mientras David enumera las virtudes del túnel... y, de repente, aparecen unas imágenes en blanco y negro que los frikis de YouTube conocemos bien. Un túnel en Georgia por el que circulan automóviles de la era soviética. Ladas, Yugos, Wartburg... chocando unos contra otros a gran velocidad. Sin duda, al ver que nuestro sumario no iba a llegar a tiempo, el editor pidió planos de túneles, los que fueran... Y ese vídeo -el Túnel de la Muerte- tiene tantas visitas que es el primero que aparece cuando haces la búsqueda en YouTube. David siguió hablando, sin descomponerse, mientras en la pantalla aparecía un autobús de fuelle haciendo eses de un lado a otro del túnel... aunque el editor, o el propio realizador, tuvo la rapidez de quitar las imágenes instantes antes de que la cola del autobús hiciera el látigo y se estampase contra una de las paredes del presunto túnel aguileño.

            He recordado la anécdota al ver la metedura de pata de TVE a costa de Rafa Nadal. El mejor escribano echa un borrón; nosotros no éramos los mejores en nuestro oficio, pero en 7RM todos echábamos muchas horas, muchos kilómetros, para dar el mejor servicio a los murcianos, y borrones como aquél del túnel -provocado, en origen, por un error mío- eran inevitables antes o después. Suerte que el editor, o el realizador, estuvieron al quite y pudieron desconectar las imágenes antes de que aquel informativo comenzase con una astracanada.

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