viernes, 28 de diciembre de 2012

Castigados sin robar



          La Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de la Guardia Civil de Murcia informa de un par de sucesos resueltos en los últimos días.

          El Carmolí. Calles a oscuras por robar el cable

          Once calles de la pedanía cartagenera de El Carmolí se quedaron a oscuras por la actuación de una banda que presuntamente había robado el cable subterráneo del alumbrado público tras abrir las arquetas. Los guardias recibieron algunas llamadas de vecinos que alertaban de la presencia de una furgoneta sospechosa. Al ver que llegaba la patrulla, los dos ocupantes de la misma se dieron a la fuga, abandonando el vehículo y sus herramientas, aunque fueron detenidos poco después.

          Se trata de un español de 35 años de edad, vecino de La Unión, y un (o una) menor de edad de quien no se ha facilitado ningún dato. Según la OPC, uno de ellos acababa de salir de la cárcel y tenía numerosos antecedentes por hechos similares. Se les han imputado varios delitos de robo con fuerza en grado de tentativa.

          Murcia y otras provincias. Castigados sin robar

          La Guardia Civil ha desarticulado en Madrid una banda que presuntamente estaba especializada en robos en joyerías y otros  comercios. Actuaban en diferentes provincias españolas, entre ellas Murcia.

          La Operación Torcal -que así la ha denominado la Benemérita- se ha saldado por ahora con el registro de cuatro domicilios -todos ellos en la Comunidad de Madrid-, la detención de ocho personas, la imputación de otras cuatro y la aprehensión de joyas, herramientas industriales y otros objetos con un valor superior a los 150.000 €.

          Los agentes empezaron a investigar a un grupo de rumanos residentes en Torrejón de Ardoz (Madrid), de quienes se sospechaba que podían estar moviéndose por buena parte de España robando en tiendas. Usaban coches alquilados o robados, con los que se desplazaban a gran velocidad, siempre muy alerta para no ser detectados por los cuerpos policiales. La banda estaba muy jerarquizada, y el líder llegaba a sancionar a quienes le desobedecían bien con castigos físicos o prohibiéndoles salir a robar durante un tiempo, evidentemente sin tener derecho entonces a su parte del botín.

          Los presuntos ladrones llegaban al lugar elegido -solían ser poblaciones pequeñas-, estudiaban el comercio y las rutas de huida, y actuaban reventando puertas o ventanas, neutralizando las alarmas... Se llevaban objetos pequeños, que pudieran revender fácilmente en el mercado negro. Por el momento se les imputa una veintena de acciones en diferentes provincias: Córdoba, Toledo, Zaragoza, Murcia y Madrid.

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