martes, 27 de noviembre de 2012

Las Enfermedades Raras, una lucha de todos



            Esta semana se ha presentado en Totana la Asociación de Familiares y Afectados de Lipodistrofias (Aelip). Una asociación de ámbito nacional, sin ánimo de lucro, que quiere ayudar a resolver los problemas de los afectados por varias clases de enfermedades raras.

            Las lipodistrofias se caracterizan por la pérdida de tejido adiposo, y pueden ser congénitas o adquiridas. Entre otras -según la información aportada por la Aelip- se encuentran los Síndromes de Berardinelli-Seip, de Lawrence o de Barraquer-Simons, la Lipodistrofia Parcial Familiar, la Progeria de Hutchinson-Gilford, la Displasia Mandíbulo-Acral o diversos "Síndromes Progeroides". Nombres que a la mayoría nos suenan a chino, aunque no a la inmensa mayoría, porque se calcula que las Enfermedades Raras afectan, en su conjunto, al 8% de la población mundial; es decir, a unos 3 millones de personas sólo en España.

            Se las llama Enfermedades Raras porque, consideradas de manera individual, afectan a muy pocas personas. Todos conocemos casos de enfermedades que afectan a una persona por cada millón. Por eso las empresas privadas y los Gobiernos carentes de sensibilidad dicen que la investigación -prevención, tratamiento, cuidados de los afectados- no son rentables. Compensa más investigar en una nueva aspirina que te van a comprar millones de usuarios, que en una pastilla que va a beneficiar a una o dos familias. Un argumento que no atiende a la realidad de que todos podemos convertirnos en esa familia: nosotros, nuestros parientes o amigos... O, aunque así sea: si empezamos a pensar así acabaremos creyéndonos que pagar un servicio de Bomberos para que rescate a un único accidentado del interior de un coche tampoco compensa. Mandaremos a los Bomberos a extinguir los incendios con cien víctimas en adelante, y dejaremos a los otros que se mueran como perros -la expresión es cruda, pero también es muy crudo lo que se hace, o no se hace, con las Enfermedades Raras.

            Las Enfermedades Raras son muy diferentes entre sí, y sólo tienen en común esa rareza estadística. Sin embargo, los problemas de los afectados y de sus parientes son similares. En primer lugar, el desconocimiento. Cuando te nace un niño con Síndrome de Down, enseguida sabes qué tiene, cómo tratarlo y cómo mejorar su calidad de vida. Hay muchos Down. Pero en las Enfermedades Raras, en muchísimos casos los médicos se encuentran con una situación extraña, que desconocen. No te van a decir, en la primera consulta, que tu hijo tiene el Síndrome de Berardinelli-Seip, por poner uno de los ejemplos de la recién nacida asociación Aelip. Para los padres empieza un calvario, tratando de averiguar qué es lo que tiene su hijo. Semanas, meses... Hasta que, por fin, un médico especializado les da el golpe. Un Síndrome que sólo lo tienen cien, diez personas. Muchas veces, incompatible con llevar una vida normal, incluso con la barrera terrorífica de saber que, en algunos casos, para esa enfermedad no hay esperanza después de la adolescencia.

            Aquí en España empezamos a saber un poco lo que eran las Enfermedades Raras de la mano de Vanessa, la Niña de los Huesos de Cristal. La niña ya tiene 28 años y continúa con la misma sonrisa que la hizo célebre -tan a su pesar- cuando recorría el país con su madre, pidiendo ayuda y comprensión. Recuerdo un testimonio tristísimo, una Nochebuena en las que la nena y su madre sólo tenían un huevo frito para repartirse entre las dos. A esto no hay derecho. Ahora, desde la Fundación Vanesa, siguen peleando por mejorar la calidad de vida de los enfermos, y se quejan de los recortes en las leyes de dependencia. Que no son inventos de la oposición al Gobierno, sino realidades que condenan a los enfermos y a sus parientes. Ya sé que no hay dinero, pero, como digo siempre en estos casos: que lo pinten. En alguna parte lo habrá.

            Bueno. Totana, de la mano de Juan Carrión y su mujer, Naca Pérez de Tudela, se está convirtiendo en un referente nacional, sobre todo para muchos padres cuyos niños nacen con alguna Enfermedad Rara. La recién nacida Aelip de las lipodistrofias tiene ahí su sede, además de una web que la acabo de probar y aún está en construcción, llena de Lorem Ipsum, que es el texto de prueba para rellenar maquetas de webs. Pongo el enlace por si la situación de la página se resuelve: www.asociacionaeli.com. También tienen un correo electrónico, info@asociacionaeli.com, y aportan dos números de teléfono que me resisto a poner, como hago siempre en estos casos, por si acaso hubiera alguna errata.

            En cualquier caso, desde la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder) o la asociación D'Genes (www.dgenes.es, con sede en Totana y alcance nacional), sin duda sabrán poneros en contacto con Aelip.

            Los familiares de afectados por Enfermedades Raras tienen muchas cosas en común: la incertidumbre a la que antes me refería, y muchas veces la incomprensión de la sociedad. Y, además, el sentirse -con razón- ciudadanos de segunda cuyos problemas gravísimos no se resuelven porque no son rentables. Pero pensad en ello: es como si a mí me embargan la casa por un error judicial, y descubro que nadie me ayuda porque los afectados somos solamente mi familia y yo. Como ciudadanos de este país, tenemos derecho a que se resuelvan nuestros problemas individuales, sea un embargo mal hecho, una apendicitis o una pastilla para nuestra enfermedad poco frecuente. Ellos están luchando muchísimo para normalizar su situación: para que haya más investigación, diagnósticos rápidos y certeros, terapias paliativas, lo que sea. Es una situación que nos afecta a todos. De manera que le damos la bienvenida a la Aelip, Asociación de Familiares y Afectados de Lipodistrofias, y nos ponemos a su disposición.

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